jueves, 21 de mayo de 2009

Del por qué mirar




Hace un tiempo atrás, un amigo de forma epistolar me comentaba que nunca había andado por las calles de Brasil, pero que conocía literalmente hasta el perfume que emanaba de ellas gracias a sus lecturas de escritores de la zona. Fue fácil comprenderlo porque desde mucho antes yo también pensaba lo mismo, que no era necesario viajar kilómetros y kilómetros para conocer algo, sino que bastaba leer para salir al mundo y ver una parte de él.

Pero también no hay necesidad de tomar un vuelo o ir por vía terrestre para sentirse maravillado, por ejemplo, las copas de los árboles es algo digno de ver, las hojitas de otoño pendiendo frágilmente de los ramitas, otras en el suelo alzándose. El sol colándose por los árboles de las avenidas, los álamos de una carretera brillando. Las nubes en el cielo ofrecen un espectáculo que a uno le dan ganas de mantenerse ahí sin mayor deseo de algo más. La niebla de la madrugada, los pájaros en pleno vuelo, un rostro asomándose por la ventana, los campos de trigo, maíz, el cielo estrellado, la luna, un caracol en el césped, tu sonrisa de niño malvado, mi cuerpo desnudo reflejado en un gran espejo.

Por eso, miro. Por eso disfruto de algunos edificios, de algunos destellos, porque sé que nunca más nadie podrá verlo. Porque nadie más en todo el universo podrá ver esas nubes que van como plumitas por el cielo. Porque ésta individualidad y soledad es la más exacta felicidad que encuentro; sin ningún sentido ni idea que la dirija. Porque tan desprendida voy, que me siento como una hoja de otoño que se desprende de su mundo, sólo para caer, sólo para llegar a tierra y olvidarse de esa fragilidad que la mantenía atada.

6 comentarios:

Anónimo dijo...

el filósofo Kant nunca salió de su ciudad natal, aún así hablaba con detalle sobre ríos y ciudades de EE.UU.

Lina Caro Bilbao dijo...

Si, es muy interesante esa capacidad, será que las letras hace acontecer ese detalle que no necesita de la presencia-
besos y gracias por leer!

mauricio dijo...

El desprendimiento es un interesante estado, como tambièn acto....en cualquier caso, no se depende y se puede viajar sin el peso de la melancolìa y los lazos invisibles de la afectividad...
El desprendimiento no significa que seamos tiernos o apasionados, segùn el caso, simplemente no hay esa voluntad de aferrarse a la cosa o a lo otro

Lina Caro Bilbao dijo...

a que se refiere pececillo? yo disfruto mucho del sentirme desprendida, me gusta el contacto.
Gracias por la escritura

yankogb dijo...

Espero tener la capacidad de que conozcas Londres...

Anónimo dijo...

Me encantaría, tal vez en un par de años más-

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