Relatos de un pintor.
Primer relato…
Camino por estas calles que siempre van hablándome en secreto.
Rumoreando trato de seguir el ritmo de ese silencio que me grita. Me golpea. Caigo.
Cierro los ojos. Encuentro otros ojos, son la mirada de una mujer muerta hace años, hace siglos. Dice que mi boca ya no la habla, que mi lengua no logra captar el sabor de su sudor. Dice que sólo mis manos pueden dar color a todas sus palabras corroídas por los años.
Pienso en su rostro. Encuentro otro rostro. Encuentro mi rostro.
Camino por estas calles que siempre van hablándome en secreto, pero siempre van diciendo más y más y más, hasta que siento que escribir ni hablar es suficiente, y sigue ese más hasta que siento que sólo una pincela podría calmar todo.
Y me encuentro. Abandonado en estas calles. Como si fuese ese auto oxidándose en el tiempo, como si el tiempo fuese un viejo auto abandonado, llenándose de polvo y olvido. En el borde, como si estando en el borde me obligaras a venir a tu calido encuentro. Y me encuentro. Abandonado como si navegase a mar abierto sin ti, sin nadie. Inútil. Incompetente. Incapaz. Insuficiente y sin embargo ahí está…abandonado con el color insistiendo, recreándose, viviendo a pesar de que es inútil…y en esa soledad absoluta me invita y caigo también a su lado. Lo observo. Me maravillo. He encontrado el universo. El universo en un secreto abandonado.
Primer relato…
Camino por estas calles que siempre van hablándome en secreto.
Rumoreando trato de seguir el ritmo de ese silencio que me grita. Me golpea. Caigo.
Cierro los ojos. Encuentro otros ojos, son la mirada de una mujer muerta hace años, hace siglos. Dice que mi boca ya no la habla, que mi lengua no logra captar el sabor de su sudor. Dice que sólo mis manos pueden dar color a todas sus palabras corroídas por los años.
Pienso en su rostro. Encuentro otro rostro. Encuentro mi rostro.
Camino por estas calles que siempre van hablándome en secreto, pero siempre van diciendo más y más y más, hasta que siento que escribir ni hablar es suficiente, y sigue ese más hasta que siento que sólo una pincela podría calmar todo.
Y me encuentro. Abandonado en estas calles. Como si fuese ese auto oxidándose en el tiempo, como si el tiempo fuese un viejo auto abandonado, llenándose de polvo y olvido. En el borde, como si estando en el borde me obligaras a venir a tu calido encuentro. Y me encuentro. Abandonado como si navegase a mar abierto sin ti, sin nadie. Inútil. Incompetente. Incapaz. Insuficiente y sin embargo ahí está…abandonado con el color insistiendo, recreándose, viviendo a pesar de que es inútil…y en esa soledad absoluta me invita y caigo también a su lado. Lo observo. Me maravillo. He encontrado el universo. El universo en un secreto abandonado.